miércoles, 16 de diciembre de 2009

Tengo sueño

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91... borregos brincaron el corral

martes, 15 de diciembre de 2009

Ayer fue un día raro lleno de distracciones, día del que no me decidiré a escribir por ahora.

Anoche me quedé pensando en las distintas formas de ver las cosas: que si son grandes o son pequeñas, son blancas o son negras, son anchas o son angostas, que si yo las veo y tú no las ves o que si es al revés. Se me hace que es difícil llegar a una solución cuando te enfrentas a este tipo de situaciones y me pregunto, y en eso pensaba anoche, qué se hace en estos casos.
En la puerta número uno tenemos la realidad y en la puerta número dos la ficción, cuál es la mejor, por cuál optamos.
Si bien la ficción está impregnada de la realidad a la que no deja absolutamente libre, bueno, de igual forma se encuentra ligada a las costumbres de un pueblo, costumbres que la ficción buscará reinventar en cierta medida, y esta reinvención la situará en un rango más amplio de posibilidades que el de una verdad, digamos que no se encuentra nada limitada.
Esto sería una buena opción para elegirla, ¿no? nadie te obliga a ofrecer la justificación de ningún acto.
Ahora, según entiendo la realidad nos limita y eso no es bueno, pero hacer de la realidad un mito presupone que lo sabemos todo sobre la actualidad y la realidad, lo que creo imposible.